Rusia y China desafían la hegemonía mundial del dólar

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Por Gabriel Soca

Estados Unidos tiene cada vez más dificultades para mantener la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial. Durante el último tiempo, Rusia, China y un grupo de países emergentes vendieron una gran cantidad de bonos del Tesoro de Estados Unidos y se volcaron a la compra masiva de oro. Además, consolidan sus esfuerzos por comerciar en sus propias monedas nacionales ¿Hasta qué punto la desdolarización es una tendencia global consolidada? ¿Es posible que la moneda estadounidense pierda su supremacía en el sistema financiero internacional?

A partir de 2018 el espacio geopolítico global quedó dividido en dos. Por un lado, los países que apoyan la supremacía de la moneda estadounidense. Por otro, aquellos que se van sumando al bloque antidólar, principalmente los estados contra los que Washington introdujo sanciones.

Necesitamos repensar el papel del dólar –dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, en junio pasado- Las instituciones generales del sistema financiero mundial fueron establecidas hace 75 años en el marco de los acuerdos de Bretton Woods. Desde entonces, han aparecido nuevos centros económicos, se ha incrementado el papel de las monedas regionales, ha cambiado el equilibrio de poder y los intereses. Estos profundos cambios requieren reconsiderar el papel del dólar que, al ser la moneda de reserva mundial, se ha convertido en una herramienta de presión del país emisor sobre el resto del mundo”.

Las declaraciones de Putin son tan contundentes como su política monetaria. A partir de las sanciones que Estados Unidos impuso sobre Rusia en 2014 y que se han acentuado durante la presidencia de Donald Trump, el país euroasiático viene ejecutando una política de desdolarización de su economía, que se ha replicado en China y otros países importantes como Turquía, India e Irán.

La primera etapa de la estrategia rusa consistió en liquidar el 84% de sus bonos del Tesoro de Estados Unidos. De esa forma, el Kremlin redujo su dependencia de Washington y dejó de financiar el presupuesto de un país que mantiene con ellos una política abiertamente hostil.

A esto le siguió una acumulación de oro sin precedentes. Rusia, que es el tercer productor mundial de oro, está comprando toda la producción de su país. El banco central adquiere el metal precioso a un ritmo de 200 toneladas por año y ya acumuló una cantidad que representa poco más del 18% de sus reservas. El oro brinda una seguridad que no poseen los bonos del Tesoro de EEUU. Si el dólar cae, el oro conservará su función como medio de pago en el comercio internacional.

A esta masiva compra de oro se le agregó la diversificación del resto de sus reservas. Las que estaban nominadas en dólares fueron reemplazadas principalmente por yuanes (moneda oficial de China) y euros (moneda oficial de la Unión Europa). El yen japonés, el dólar canadiense y el dólar australiano también forman parte de las reservas del Banco Central de la Federación Rusa.

La guerra comercial que se desencadenó entre EEUU y China y las sanciones que fueron impuestas a los principales socios comerciales de Pekín, empujaron al gigante asiático a reducir su dependencia del dólar.

Si bien China sigue siendo el principal acreedor de EEUU, durante el último tiempo siguió los pasos de Rusia y redujo sus reservas de bonos estadounidenses y aumentó las de oro. Paralelamente, está tratando de internacionalizar su propia moneda, el yuan. En este sentido, durante 2018 emitió contratos de futuros de petróleo en yuanes y pasó a usar su moneda en el comercio con sus socios.

En esto último radica la principal acción conjunta que están desarrollando Rusia y China para correr al dólar del centro del sistema financiero global. A fines de 2014 comenzaron a utilizar sus monedas nacionales en el comercio bilateral. Desde entonces el volumen de las transacciones que se realizan en yuanes y rublos viene creciendo sostenidamente. El año pasado, el 9% de los suministros de Rusia a China fueron abonados en rublos. Mientras que, las compañías rusas, pagaron el 15% de las importaciones chinas en yuanes. Hace solo tres años, las cifras eran del 2% y el 9%, respectivamente.

Si bien el volumen sigue siendo bajo, ambos países pretenden que, con el paso de los años, el dólar ocupe un rol secundario en su comercio bilateral. Esto último quedó de manifiesto en junio pasado cuando el presidente ruso, Vladimir Putin y su par chino, Xi Jinping, se reunieron en Moscú y anunciaron un acuerdo intergubernamental para expandir el uso de rublos y yuanes en el comercio bilateral.

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El presidente ruso, Vladímir Putin, recibe a su homólogo chino, Xi Jinping, en el Kremlin de Moscú.

Que el dólar estadounidense siga siendo la moneda de reserva global es esencial para que Washington mantenga su papel de superpotencia. De otra forma, las sanciones que aplica contra sus rivales geopolíticos, utilizando el sistema financiero y económico global, no tendrían el mismo efecto.

En el caso de Oriente Medio, Irán es el blanco principal, con sanciones dirigidas a impedir su comercio exterior de petróleo a través del sistema bancario extranjero. Esta medida afectó a China, India, Corea del Sur y muchos otros y sirvió de punto de partida para el abandono masivo del dólar.

Los consumidores de petróleo iraní inventaron mecanismos para evadir las sanciones estadounidenses. La India, por ejemplo, acordó con Irán pagar los suministros en rupias. La Unión Europea, que también está interesada en el comercio con Irán, ha desarrollado un canal de comunicación interbancario especial, que no está controlado por Estados Unidos. A su vez, utiliza su propia moneda para pagar el petróleo ruso.

Turquía también se unió a este movimiento y utilizó rublos para comprar sistemas de defensa aérea S-400 a Rusia, valuados en 2500 millones de dólares. La India había llegado al mismo acuerdo antes, suscribiendo un contrato por 5400 millones de dólares, abonados en rublos.

A medida que Trump avanza en su política de utilizar sanciones económicas como arma para lograr avances en políticas exteriores está obligando a los países a buscar alternativas al dólar. “Desde mi punto de vista es un gran error de las autoridades financieras de EEUU –afirmó Putin- Ellos mismos están socavando sus propios beneficios creados por los acuerdos de Bretton Woods”.

Los esfuerzos de Rusia, China y otros países por diversificar sus reservas y comerciar en sus propias monedas, hace pensar que el dólar podría perder su hegemonía como patrón internacional a mediano o largo plazo. Hasta el Banco Mundial advirtió sobre un proceso irreversible de desdolarización.

Aunque las transacciones comerciales de Rusia en dólares representan aún el 75% de su comercio internacional, la persistencia del Kremlin en mantener su política de desdolarización es un ejemplo para otros países. En el caso de que esta tendencia se consolide, es muy difícil prever el impacto que tendría en la economía global.

A corto y medio plazo, la supremacía del dólar como herramienta financiera global parece que no se verá amenazada. Si bien es prematuro considerar la desdolarización una tendencia consolidada y mucho menos predominante, conviene no olvidar que la hegemonía de una divisa no dura para siempre.

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